¿PROYECTO ORCE O PROYECTO DECEPCIÓN?
¿Por qué el nombre de Orce no está asociado a progreso científico, conocimiento, identidad cultural y desarrollo económico? ¿Por qué Orce no es conocido como el origen del poblamiento de la península Ibérica? Si exceptuamos a profesionales y a pocas personas que lo conocen, ¿por qué a día de hoy para el mundo, los españoles, e incluso para los andaluces, Orce no pasa de ser un pequeño pueblo despoblado de la Provincia de Granada?
En estos días se cumple el 40 aniversario de la aparición de Orce en la escena del Primer Poblamiento Europeo, 40 años de decepción. Después de haber trabajado allí durante 10 años en los que literalmente me dejé la vida, creo que me he ganado el derecho a dar mi opinión, y qué mejor sitio para hacerlo que este blog.
Hoy tengo que ponerme seria, os voy a contar mi origen
como Homo migratorius. Aunque Orce científicamente
fue para mí el periodo más productivo hasta ahora, también fue el más doloroso,
de manera que me ha dejado una secuela en forma de algo así como una infección, que me atormenta desde hace más de 13
años. A pesar de que en mi entorno, la gente a la que le importo me dice que
pase página, no puedo permanecer impertérrita cuando veo que durante este
tiempo los responsables del proyecto han borrado mi nombre y han ido publicando
poco a poco todos los resultados de mis 10 años de trabajo que tanto esfuerzo
me costaron.
No piensen al leer estas líneas que mi intención es
volver a entrar en un proyecto que desgraciadamente han transformado en un cubil
de hienas. La experiencia me ha demostrado que si no te dejan jugar no tienes
opción ni opinión. Mi intención pues, es protestar porque me han extirpado cruelmente
mi producción científica y porque me impiden demostrar lo que puedo hacer,
poniendo barreras que evitan mi acceso a cualquier puesto de trabajo en
Arqueología paleolítica. Mis dos gravísimos pecados: ser mujer y pensar, eso
sí, todos los responsables se ponen lacitos morados el 8M en defensa del papel
de la mujer y todos están utilizando mis hallazgos y resultados para engordar
sus currículos. ¡Si hubiera sido hombre aunque pensara, o MUJER OBEDIENTE Y
SUMISA, no me hubiera hecho falta escribir este blog!
Que no se reconozca la maternidad de mi trabajo,
esfuerzo y resultados implica que no puedo competir en el mercado laboral, de
ahí que no pueda pasar página, sobre todo cuando veo cómo firman mis trabajos
sin mí. Como sólo me queda el derecho al pataleo, me voy a desahogar y voy a
empezar contando parte de mis diez años de trabajo en el Paleolítico inferior
andaluz, concretamente en dos yacimientos arqueológicos de Orce, Barranco León
y Fuente Nueva 3, y los avatares en los que me vi envuelta por mis pecados.
Empecé en 2000 mi licenciatura en Historia en la
Universidad de Sevilla. El verano del primer año participé en la campaña de
excavaciones de Orce y allí confirmé mi vocación. El siguiente verano ya me
encomendaron la coordinación de más de 15 excavadores mientras los que cobraban
por el trabajo se dedicaban a sus labores.
Desde 2001, también empecé a ir a Tautavel, pueblo del sur de Francia hermanado
con Orce, para excavar y estudiar los materiales líticos que habíamos
encontrado en los yacimientos de Orce, y como los andaluces no estamos capacitados para estudiarlos,
teníamos que transportarlos hasta allí para que alguien importante le diera su
bendición. Los resultados de estos estudios se publicaron en la monografía de
2003.
Aunque
empecé a trabajar en Fuente Nueva 3, esta es una foto del descanso a la sombra
de una jornada de trabajo en Barranco León (2000), no recuerdo el autor/a de la
foto, pero como salgo, evidentemente no la hice yo.
Aquí estoy
dibujando las piezas que llevamos a Tautavel en septiembre de 2001 (la foto la
hizo el gestor del proyecto).
2001, pausa
para el bocadillo en Fuente Nueva 3, tampoco recuerdo el autor/a de la foto.
El Proyecto Orce estuvo asociado desde que llegué a un
nefasto gestor, de quien no tengo nada positivo que decir, y muchas malas. El
resultado fue el esperable, y como ocurre siempre, alguien tenía que pagar las
consecuencias. A mí me usaron como moneda de cambio y me enviaron a Tautavel,
donde me intentaron obligar a inscribirme en un Máster en Geología y Biología
Marina en la Universidad de Perpiñán. Como no estaba dispuesta a ceder a
imposiciones arbitrarias, aunque mis conocimientos de la Lengua francesa no
pasaban de contar hasta 10 y de pedir una cerveza, me fui sola a buscar otros
programas de formación, en ese momento el comportamiento de los atunes en el
Mediterráneo me daba bastante igual. Me inscribí en el Máster de Arqueología de
la Universidad de Montpellier con David Lefèvre, que resultó ser un apoyo
incondicional en los años de mi doctorado. Mi iniciativa no sentó nada bien a
deLumley, pope de la Arqueología paleolítica europea que no estaba acostumbrado
a que alguien hiciera algo que no fuera su voluntad absoluta. Todavía oigo sus gritos
y amenazas cuando en mi trabajo de fin de Máster (2005) demostré que su metodología
estaba obsoleta y planteé la necesidad una nueva metodología y de un trabajo interdisciplinar,
que más tarde desarrollé en mi doctorado. Mientras tanto seguíamos haciendo el
trabajo encomendado al equipo de Tautavel, que consistía en rellenar fichas de
los materiales de Orce, desde una perspectiva tipológica, pagado con dinero
público andaluz, pero ya no se desplazaban los materiales, venía el equipo francés
a Orce (un total de tres misiones) ¿Quién le pone pegas a unas vacaciones
pagadas en Andalucía?
Aquí estoy en la tercera visita del
equipo de Tautavel al completo en Barranco León que vino a Orce en 2006 para
estudiar los materiales arqueológicos y paleontológicos (también había
geólogos), no recuerdo el autor/a de la foto, pero como salgo, evidentemente no
la hice yo.
En Andalucía tenemos tanto patrimonio que los restos sutiles que deja la Prehistoria más antigua pasan desapercibidos, y ni siquiera ahora está integrada en los programas de estudio ¿Dónde está el equipo de investigación de la Universidad de Granada en Paleolítico? ¿Dónde está la oportunidad laboral para los estudiantes o profesionales andaluces, que quieran ganarse la vida dignamente reconstruyendo nuestra identidad desde el Paleolítico inferior? Desde luego en el Proyecto Orce de aquella época NO, por eso tuve que ingeniármelas para conseguir información y transformarla en conocimiento, a veces incluso mendigándola, había que ir al lugar donde se encontraba almacenada ya que en esos momentos no disponíamos del acceso a la información en internet tal como lo conocemos ahora.
Seguí formándome por mi cuenta a pesar de los gritos y
las amenazas. Me busqué la vida y me puse las pilas con estancias de
arqueología experimental en Nanterre con Texier y Pelegrin, conversaciones con
Helen Roche, Boëda, o en Tarragona, y cada vez que descubría una variable nueva
tenía que volver a revisar todo el material, pero lo hacía con gusto y con
ilusión a pesar del enorme trabajo que me ocasionaba. También estuve trabajando
en Fejej (Etiopía), Dmanisi (Georgia), Lazaret (Francia) o Atapuerca entre
otros. Me fui sola al Stone Age Institute (Bloomington, Indiana, Estados Unidos),
allí tuve la suerte de sumergirme durante tres meses en la biblioteca de D.
Clark y sobre todo de conocer el trabajo de G. Isaac, que iba a suponer un
empujón definitivo para mi trabajo de doctorado en Montpellier. Defendí mi
Tesis Doctoral en diciembre de 2008 ante un tribunal internacional formado por
doctores en Arqueología franceses, belgas, canadienses y españoles, la
calificación fue SOBRESALIENTE CUM LAUDE POR UNANIMIDAD. En mi Tesis pude darle
coherencia a los conjuntos líticos de los yacimientos de Barranco León y Fuente
nueva 3, una perspectiva tecnológica que hasta ese momento no se había aplicado
en el proyecto, además presenté los remontajes que encontré y que
asombrosamente los responsables de Orce (¡dos de ellos miembros del tribunal de
mi Tesis Doctoral!) publicaron como una novedad descubierta por ellos en 2021
sin siquiera citarme como descubridora. Por cierto, un remontaje consiste en
hacer el trabajo inverso que realizaban los talladores prehistóricos. Consiste
en intentar reconstruir el volumen original del que se han extraído las lascas
(los elementos que se separan del núcleo), que son el producto de un proceso
tecnológico intencional. Cada remontaje establece una relación espacial entre
los elementos de un mismo bloque. Por lo tanto la interacción de los estudios
tecnológicos y la distribución espacial de las piezas remontadas, permiten una
mejor comprensión de los factores que han contribuido a la formación de los
yacimientos, de las actividades que realizaban los homínidos y su
comportamiento. La posibilidad de poder remontar estos puzles tridimensionales
nos proporcionan información de valor incalculable (mi trabajo está disponible
en internet https://www.researchgate.net/publication/354626150_Les_industries_lithiques_anciennes_d'Orce_les_sites_de_Barranco_Leon_et_Fuente_Nueva_3_Leur_place_dans_le_contexte_des_plus_anciennes_industries_eurasiatiques).
Este es mi
título de doctorado, en el que aparece la fecha de presentación, el tribunal
que participó y la calificación.
El año siguiente fue duro, recién doctorada y sin ningún soporte administrativo que me permitiera tener un trabajo digno. El Proyecto Orce seguía gestionado por una mentalidad feudal. Hacía y deshacía a su antojo, otorgaba y quitaba privilegios según las reverencias que se le hacían, anulaba cualquier iniciativa científica y boicoteaba las iniciativas económicas que pudieran beneficiar a la población. Estuve allí, lo vi y lo viví y lo sufrí, una auténtica pesadilla.
A todo esto intenté dar a conocer el trabajo de mi Tesis Doctoral, pero desgraciadamente, salvo honrosas excepciones, en Arqueología paleolítica española hay una especie de Hermandad Sagrada creada entre todos los popes, entre todos controlan las subvenciones públicas, gran parte de las privadas y la mayoría de las revistas indexadas, de forma que las revistas en las que intenté publicar mi Tesis, la rechazaron con excusas bastante infantiles. Así me cerraron las puertas para desarrollar mi carrera de investigación. Tengo una colección de cartas de rechazo de editores que lo demuestran. También me sacaron de la monografía en la que se publicaron los resultados de los años en los que estuve trabajando. Eso sí, firmaron el resto de los que estuvieron y mucha gente a la que ni siquiera vi durante esos años.
Por último tuve que encargarme de la confección de las
memorias, y ¡quién se lo iba a imaginar!, también eliminaron mi nombre en los
trabajos de declaración de Zona Arqueológica. No contentos con esto me acusaron
de golpe de estado, siguieron las amenazas, los gritos y las condiciones
incompatibles con la dignidad para continuar en el proyecto. De verdad, no me
esperaba que un ser humano pudiera llegar a caer tan bajo, no se contentó con
exprimirme hasta sacarme hasta la última gota de sangre para su beneficio, también
tenía que humillarme ante mis compañeros y ante los otros responsables del
Proyecto. Con todo, lo más duro fue que todos estaban al corriente, pero todos
se volvieron de espaldas y nadie hizo absolutamente nada por mí.
Y así terminó mi relación física e íntima con el
Proyecto Orce. Después de 10 años dejándome la piel y la salud salí con menos
papeles que una cabra montesa, se apropiaron de mis resultados, y me hicieron
una damnatio memoriae en toda regla, como si nunca hubiera existido. A
partir de aquí tuve que reconstruirme, que renacer de mis propias cenizas y de
mi ego destrozado, pero ya es otra historia que contaré en su día.
Orce ha padecido una desastrosa gestión que está
pidiendo a voces una profunda revolución estructural, además de cortar de raíz
la lucha de egos, que es endémica, y de un cambio radical en los objetivos, que
deberían centrarse en crear equipo, hacer de Orce la bandera de la identidad
cultural andaluza, convertirse en foco de generación de conocimiento y de
formación universitaria, y por supuesto, en generar puestos de trabajo y
transformarse en el motor económico de la región ¿Cómo sabremos hacia dónde
vamos si no sabemos de dónde venimos?
Tras la desastrosa gestión sufrida en mi época vino otra fase de colonización por parte de un equipo del noreste de España, conocido
por sus convicciones independentistas, su complejo de superioridad científica y
moral, su sentimiento supremacista, y otros –ismos tan negativos y destructores
como los anteriores. Mantuvieron en el Proyecto a alguno de los antiguos
dirigentes como si fuera un gobierno títere y continuaron la línea anterior,
que les venía de maravilla para sus propósitos, y encima a costa del bolsillo
de los andaluces. En Andalucía también tenemos derecho a construir nuestra
identidad cultural, y ejercer nuestra profesión de forma digna, y si lo hace
alguien de fuera, que es perfectamente lícito, es exigible que trabaje por y
para nosotros, no sólo para sus propios fines, como defiende nuestra Ley de
Patrimonio Histórico de Andalucía.
Es muy triste ver que los actuales dirigentes de Orce
siguen repitiendo los mismos errores. La división del equipo sigue, hacer lo
mismo durante 40 años y esperar un resultado distinto me parece por lo menos
digno de reflexión. La reconstrucción de la identidad cultural no es inocua, Bien
orquestada y manipulada puede resultar enormemente útil para determinados fines,
por ejemplo, aceptando la vía del norte como única vía para primer poblamiento
de la Península Ibérica, mientras niegan la vía sur, la entrada de homínidos
por el estrecho de Gibraltar (la ausencia de evidencia no es la evidencia de la
ausencia). Aceptar esta última implicaría reconocer que los primeros habitantes
de la península no fueron los habitantes de sus tierras, y eso no a
beneficiaría sus objetivos políticos. Es más práctico frenar el desarrollo de Andalucía
mientras viven de sus recursos, y para que nadie proteste, dan de comer migajas
a algunos nativos en forma de firmas en artículos en los que no han participado
y todos contentos, cumplen los indicadores.
Pero no todo lo que han hecho los colonizadores es
negativo, desde Atapuerca han confirmado que la Arqueología es un motor
económico sostenible capaz de crear empleo y contribuir a la construcción de la
identidad cultural ¿Y por qué no en Andalucía? El problema surge cuando
intentan meter en medio ideologías, egos y políticas, así llega la colonización
intelectual y se anula cualquier iniciativa que no les baile el agua tal como lo están haciendo con en el Paleolítico andaluz.
Aunque hace ya muchos años que aprendí que la vida no
es justa, quiero pensar que Orce tiene arreglo antes de que agoten los
yacimientos, que tiene que surgir alguien capaz de establecer objetivos claros
y una metodología encaminada a devolver a Andalucía la responsabilidad que pone
en las manos de los investigadores a los que se encomienda una misión tan
importante, y que este blog no es una pérdida de tiempo, que llegue a suponer
un granito de arena para despertar a quien tenga en su mano la posibilidad de
reconducir la situación. ¡Por Orce, por Andalucía y por todos los que nos dejamos
la piel!
Beatriz Fajardo Fernández-Palma, Doctora en Arqueología.
Que nada apague esa ilusión por descubrir, aprender y divulgar.
ResponderEliminarMas de un@ sabemos tu esfuerzo ...bss
ResponderEliminarGracias Bea por alzar la voz. Un abrazo. Paola
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarUna luchadora, doy fe de tu valía, Bea. Te mereces todo lo bueno que te pase, y un poquito de suerte. Con tu capacidad está garantizado el éxito
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