Sostenibilidad o cómo volver a inventar la pólvora. Un poquito más de prehistoria.

 

El refranero del pueblo es sabio, y creo que es el origen del método científico. Una hipótesis que con la metodología adecuada se valida con el paso del tiempo, enseñanzas tan útiles como nunca discutas con un imbécil, porque te lleva a su nivel y ahí te gana por experiencia. Aunque algunos dichos populares no superan el paso del tiempo, llega un momento que dejan de ser parte de la sabiduría popular porque se han producido cambios en el entorno, por ejemplo: por San Blas las cigüeñas verás, y qué cosas, las variaciones climáticas y el cambio que hemos producido en el entorno ha provocado que parte de la población de cigüeñas se haya convertido en sedentaria, ya las podemos ver durante todo el año.

Otros casos solo tienen una aplicación local, o se ha demostrado que no son ciertos, como: que te engañen como un chino, ya ves, y los chinos hoy se han comprado el mundo, controlan la mayor parte de las materias primas y los medios de producción con una colonización silenciosa. O menos da una piedra, y ya ves, las piedras tienen mucho que decir. ¿Sabías que la piedra es la materia prima más utilizada a lo largo de nuestra existencia? No sólo para fabricar herramientas que funcionan de intermediarias entre los recursos naturales y nosotros, también siguen siendo materia prima de construcción, para la fabricación de adornos incluso instrumentos musicales, los litófonos son brutales.  

Los útiles fabricados en piedra pueden conservarse durante millones de años; de hecho son la huella más habitual y reveladora del comportamiento de los responsables de su fabricación. Esto hace que la industria lítica sea un objetivo invariable de la investigación en Prehistoria, y constituye la base de diversas especialidades (el estudio del origen de las materias primas, la tecnología lítica, la traceología, la arqueología cognitiva, etc.), que permiten una interpretación más precisa y dinámica del comportamiento de estos grupos de homínidos.

¿Cómo identificar sin lugar a dudas la actividad humana? Es de sobra conocido el uso de herramientas en el mundo animal, no sólo en nuestros parientes más cercanos, chimpancés o bonobos, también el alimoche, por la fragilidad de su pico usa piedras para romper la cáscara de los huevos, la nutria marina las usa para abrir las conchas o erizos de mar; el pulpo marginatus se desplaza sobre cáscaras de coco por el lecho marino para luego utilizarlas como refugio. Todos ellos tienen en común el uso de elementos naturales no modificados, usan las herramientas pero no las fabrican y no tienen las capacidades motrices ni la necesidad de modificar elementos duros.


La actividad humana más antigua documentada es la fabricación de herramientas de piedra. Gracias a su resistencia al paso del tiempo, los útiles de piedra se han convertido en la evidencia más característica de la interacción entre los homínidos y su entorno, y fíjate, siempre de forma sostenible. Son los elementos que dominan los conjuntos arqueológicos, y una de las claves de la comprensión del comportamiento de nuestros antepasados más lejanos.

Toda herramienta se produce por una necesidad concreta, y su estudio desvela aspectos sobre la organización tecnológica de los homínidos, el uso de su entorno y la explotación de los recursos. Entendemos por tanto la tecnología, como elemento determinante en la cultura, intermediario entre el hombre y su entorno, como factor decisivo en la Evolución al que debemos dar su justo valor.

Estos objetos de piedra nos resultan lejanos, no se integran en nuestra memoria viva a pesar de ser la materia prima más usada desde nuestros orígenes, desde las herramientas de piedra más antiguas conocidas en la actualidad, datadas en más de dos millones y medio de años, hasta las piedras de fusil de principios del XIX o más reciente, las piezas de sílex de los trillos en nuestro país hasta mediados de S. XX y los bisturíes que se fabricaban de obsidiana, antes del acero quirúrgico.

La talla de la piedra es una actividad ideomotriz, para realizarla es necesario conocer una serie de conceptos como: las propiedades de fractura de las materias primas, el control de la fractura concoidea, o no sólo saber dónde y cómo golpear la pieza sino cómo encadenar los gestos. La talla de la piedra es una actividad accesible, hoy en día, para cualquier H. sapiens, pero no es innata, necesita, además de coordinación entre ojos y manos, un periodo de aprendizaje, que implica sistemas de comunicación y organización social necesarias para la transmisión del conocimiento. La capacidad de producir herramientas implica, necesariamente, el uso del pensamiento abstracto (capacidad de reemplazar los objetos por ideas o pensamientos propios), que permite postular hipótesis, preparar experiencias mentales y comprobarlas.

En ecología, la sostenibilidad se define como sistemas biológicos que se mantienen productivos con el transcurso del tiempo. Es decir, equilibrio de una especie con los recursos de su entorno, que por extensión se aplica a la explotación de un recurso por debajo de su límite de renovación. Vamos, lo que nuestros antepasados han hecho a lo largo de la Prehistoria. Y cuando los recursos se acaban, no hay más. ¿Qué mejor herramienta que la arqueología para reconocernos hoy?

Tengo la suerte de relacionarme con gente que está en contacto directo con el campo, con una herencia de sabiduría popular y coherencia que puedes escuchar durante horas. Una coherencia que a veces es difícil encontrar en entornos urbanos, donde la memoria, algo tan poco democrático y subjetivo, se convierte como tantas otras veces, en una patata caliente, somos poco originales. Nuestra identidad empieza a forjarse con el Primer Poblamiento Europeo.

La reconstrucción de nuestro pasado es un proceso complejo que está en continua construcción, tenemos más preguntas que respuestas. En Andalucía tenemos restos arqueológicos del Primer Poblamiento Europeo en el altiplano granadino, hasta el último refugio de los Neandertales, sin contar con nuestra historia reciente, la llegada de Homo Sapiens a la península Ibérica hasta hoy, que es un suspiro en toda nuestra Historia, y no puedo dejar de preguntarme ¿Por qué la arqueología no es un motor económico y un argumento para la sostenibilidad?

¿Cómo sabremos hacia dónde vamos si no sabemos de dónde venimos?

Beatriz Fajardo Fernández-Palma, Doctora en Arqueología.


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