Tururú (primera parte)

 

Qué razón tiene la frase atribuida a Aristóteles, ya propiedad de la sabiduría popular que dice: somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras, es curioso cómo a veces las buenas intenciones van cargadas de efectos secundarios que afectan a la finalidad de nuestros actos y nuestras palabras. Un comentario, que sacado de contexto en un momento puntual puede ser ofensivo, o cuando te encuentras con una cultura distinta. Menos mal que los Monty Python surgieron a finales de los años 60. Como dice uno de mis oráculos K’a uno es K´a uno y K2 una piragua. Podría escribir un par de libros con mis meteduras de pata fuera de España, un gesto que te puede parecer normal en tu día a día, para un entorno diferente puede convertirse en una ofensa, como si eructas siendo hombre después de comer en un país islámico es de buena educación, en cambio si lo haces en el Palacio de Buckingham te van a mirar mal, y es ahí donde la reconstrucción científica del pasado juega un papel fundamental, en su contexto.


Lo entendí hace casi tres lustros cuando me dirigía a una zona cercana al lago Turkana, Etiopía, un viaje de 4 días por pistas para llegar al lugar de trabajo con un equipo con el que conviviría un par de meses en condiciones en las que vomitaría una cabra, y todos los días había algo impactante que aprender. Un día una señora etíope nos ofreció un té a una docena de individuos, cuando me explicaron que tenía que andar 12 km de ida y vuelta para buscar agua, bombearla y transportarla, desde mi perspectiva no me parecía bien, sentía que me aprovechaba de ella, ¿cómo voy aceptar un té con todo ese esfuerzo si nosotros llevábamos reservas?, que guarden ese agua para sus necesidades. Íbamos con nativos encargados de supervisar las misiones extranjeras, que también ejercían como traductores, y cuando uno de ellos vio mi intención de rechazarlo me dijo ¿pero qué haces?, ¡es una ofensa! Según su costumbre tienes que ofrecer ayuda a quien lo necesite, así cuando te encuentres en la misma situación alguien lo hará por ti, imagina la cara que llevaríamos para que nos ofreciera un té. Ahí fue cuando se me empezaron a revolver los principios. Después seguimos el viaje, y de repente un camión destartalado se paró delante de nuestro convoy. De la parte de atrás empezaron a salir nativos armados con Kalashnikov que nos rodearon, y empezaron a hablar en una de las muchas lenguas que se hablan en Etiopía, además con un tono de voz elevado… Sin entender nada pensé ¡aquí me quedo!, qué hago, ¿rezo? y eso que soy atea. Pues resulta que cuando terminaron de hablar, me pareció una eternidad, nos tradujeron la conversación. En esa zona, que no era turística, acababan de asesinar a dos misioneros italianos, y venían a prevenirnos y escoltarnos porque sabían que veníamos. ¡Otra vez con cara de idiota! Bueno, pues de estas te podría contar un montón.

Mira qué cosas, uno de los pocos hechos democráticos que existen entre nuestra especie es la muerte, por ahí vamos a pasar todos de una forma u otra, pero para nuestra cultura eurocéntrica no deja de ser un tabú. Creo que ahí la arqueología como ciencia nos aporta una visión alternativa, ya sabes que somos los que damos vida a los lugares muertos. Como arqueóloga no tengo ningún reparo para excavar y tocar restos humanos, aunque reconozco que me da cosita cuando tienen pelos o restos de piel, lo bueno es que en general es difícil que se conserven en el periodo que más me interesa, el más largo de nuestra historia, el Paleolítico. Yo puedo excavarlos estupendamente, pero quien los tiene que estudiar, para convertir la información en conocimiento, tiene que tener formación en paleoantropología o antropología física.

Siempre que viajo intento visitar los 4 imperdibles que me dan información sobre el lugar, el transporte público, los mercados, hablar con los nativos en los bares y los cementerios, que son interesantísimos. ¿Sabías que, a pesar de la globalización, no todas las culturas entierran a todos sus muertos?, ¿o que en zonas con alta mortalidad infantil no le ponen nombre a las criaturas hasta que superan el año de vida? Y todo lo que nos queda por saber, yo no hablo en elefante.

Ha vuelto a ser noticia el Homo naledi, una especie humana extinta datada entre 335.000 y 241.000 años, podrían haber enterrado deliberadamente a sus muertos y tallado grabados significativos en las paredes de una cueva sudafricana, ¿comportamientos avanzados tradicionalmente siempre asociados a Homo sapiens?, aunque ahora también a Neandertales Pero, ¿y la Sima de los Huesos de Atapuerca? Uno de sus yacimientos bandera, donde se ha documentado una acumulación inusual de individuos completos de distintas edades asociados a la especie Homo heildelbergensis (400.000-500.000 años), según sus investigadores fue el primer cementerio de la humanidad.

A lo largo de todo nuestro desarrollo también ha estado presente el canibalismo, antes y durante las primeras muestras de enterramientos voluntarios. Si tu concepto de canibalismo se basa en la película Holocausto Caníbal entiendo que te parezca bárbaro, pero las películas no tienen por qué reflejar una realidad histórica, son entretenimiento. Y el canibalismo siempre ha estado asociado a nuestro desarrollo. El impulso de la antropología, la etnoarqueología y los estudios de comportamiento de nuestros antepasados más lejanos nos permiten incluso percibirlo como una práctica tierna. El canibalismo endógeno y exógeno, que te contaré el mes que viene porque mis oráculos me recomiendan que no haga textos muy largos.

Continuará…

¿Cómo sabremos hacia dónde vamos si no sabemos de dónde venimos?

Beatriz Fajardo Fernández-Palma, Doctora en Arqueología.










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