El sentido común es el menos común de todos los sentidos.


¡Vaya tela como está el mundo!, no sólo el contexto nacional también el internacional, seguimos sin agua y sigue habiendo terraplanistas; como decía Obelix: ¡están locos estos romanos! Es curioso cómo sobre el papel las legislaciones nacionales e internacionales que aplican los gobiernos llamados democráticos tienen como objetivo el bien común, pero como bien dice el refranero del pueblo el que hace la ley hace la trampa, y los actos sólo tienen consecuencias cuando no tienes padrino. Asistimos a faltas de respeto continuas y de elocuencia generalizada o soberbia que son males transversales, además no llevo nada bien que me hablen como si fuese imbécil. Me fastidia que quien se dedica a la política, que cobra un sueldo público no accesible para la mayoría de los mortales, no cumpla con su misión, que es ponerse de acuerdo para el bien común, y sobre eso no leo nada. Eso sí, el sablazo de impuestos, evidentemente necesarios, no está vinculado a la eficiencia y eficacia de su actividad en el gobierno. Me preocupa en el contexto nacional que hemos sustituido la religión por los partidos políticos. No hay duda, somos animales gregarios, pero ¿en serio si no comulgas con lo que mande creer un partido político ya eres del otro, del que no se parece a ti? Como si eres del Real Madrid o del Barça o de la Esperanza de Triana o de la Macarena.

 


Siempre me ha pirrado Mafalda y esta portada de Quino resume muy bien el leitmotiv de este blog, una portada y un germanismo que me encantan.

Afortunadamente la arqueología no deja de darnos buenas noticias, recientemente hemos sabido del descubrimiento de una nueva especie de homínido desconocida hasta ahora en Hualongdong, una cueva de China, donde se hallaron los restos óseos de 16 individuos que arrojaron una antigüedad de 300.000 años. También la publicación del trabajo de un equipo de arqueólogos británicos sobre la cuenca del río Kalambo (Zambia) demuestra que nuestros antepasados ya construían estructuras de madera hace al menos 476.000 años, mucho antes de lo que se creía. Se han documentado dos troncos entrelazados intencionalmente y una serie de herramientas fabricadas en madera, pero todavía no se sabe con certeza para qué se usaron. Los investigadores afirman que parecen ser los cimientos de una plataforma o parte de alguna vivienda.

No es fácil que se conserven restos orgánicos, además no toda actividad antrópica se convierte en yacimiento. Desde que se depositan los restos hasta que se entierran y los que encontramos, están expuestos a un amplio catálogo de factores biológicos químicos o físicos que pueden alterar su integridad. Además existe una dificultad añadida, tienen que darse unas condiciones concretas de sedimentación para que se conserven esos restos orgánicos, como la madera, que deben ser extremas (anóxicas o anaeróbicas), la madera suele conservarse fatal.

El uso de madera para la fabricación de herramientas está ampliamente recogido en la bibliografía y validada por programas experimentales. El hallazgo de las lanzas de Schöningen (Alemania) asociadas al H. heidelbergensis, demostró que el uso habitual de la madera para la fabricación de armas arrojadizas era más que conocido. En L’Abic Romaní en Tarragona, un yacimiento neandertal, las investigaciones apuntan a la existencia de elementos constructivos, acumulaciones de leña y herramientas de madera entre los registros del yacimiento. Sin embargo, hallazgos como los del yacimiento zambiano son excepcionales, pero seguirán apareciendo y es importante que cuando se encuentren se sepa cómo se tiene que tratar para garantizar su conservación y conseguir la máxima información, ya que cambian el concepto de nuestras habilidades en la Edad de Piedra ¡ingeniería civil en madera prehistórica trabajada hace casi medio millón de años!

Me preocupa especialmente la prostitución de la identidad cultural. Algo tan frágil y manipulable, que es responsabilidad de los poderes públicos, trabajo de profesionales con consecuencias en el desarrollo de nuestra vida diaria. Parece que en Andalucía nos hemos convertido en especialistas en dejar que otros la reconstruyan… y así nos va. Hace un tiempo, un amiguete americano del norte me contaba una conversación con una alemana sobre la percepción de la sociedad andaluza. Grosso modo terminó con un qué se puede esperar de una tierra tradicionalmente pobre donde la mayoría de la población trabaja en el sector primario para grandes propietarios. No me sorprende porque como buena Homo migratorius he escuchado burradas sobre la identidad que proyectamos. La gestión del patrimonio cultural en nuestra comunidad autónoma es un trabajo titánico, tenemos de todo y está en continua construcción. Hemos sido pioneros en muchos aspectos y queda mucho por conocer, pero fíjate en cómo se representa a los andaluces en series y películas donde somos los encargados de los trabajos del sector terciario, que por supuesto son muy dignos, somos graciosos, y es verdad que hay mucho arte en Andalucía, pero no se proyectan otro tipo de aportaciones. Puede que haya llegado el momento de poner el foco en la perspectiva, un objetivo común: reconstruir nuestro pasado para entender el presente y enfrentarnos al futuro.

¿Cómo sabremos hacia dónde vamos si no sabemos de dónde venimos?

Beatriz Fajardo Fernández-Palma, Doctora en Arqueología. 

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